El papel de los comedores escolares es fundamental en muchos aspectos no solo en la seguridad alimentaria infantil. Son una escuela dentro de la propia escuela en la que generar y transmitir hábitos saludables y desarrollar el interés por la comida en los niños. Una labor pedagógica caudal que en ocasiones no se tiene presente.

Además, los comedores realizan una importante función social al proporcionar una comida principal a niños de familias con recursos insuficientes. Por todo esto, la comida escolar debe estar altamente planificada, persiguiendo objetivos nutritivos, de prevención de riesgos y de fomento de hábitos alimentarios saludables.

¿Pueden los padres estar tranquilos?

Cada vez más niños toman su comida principal, el almuerzo, en su centro escolar. Las jornadas laborales de los padres suelen ser incompatibles con las horas de comer de los escolares, por lo que los centros educativos toman un papel central en la alimentación de los pequeños.

Menús equilibrados, variados y adaptados a las necesidades de cada edad, serán los que permitirán un correcto desarrollo y crecimiento de los menores, dotándoles también de una educación nutricional completa y dando forma a hábitos alimentarios que se mantendrán toda la vida.

A pesar de que el perfil nutricional ha mejorado en los últimos años, las empresas de seguridad alimentaria hemos de seguir velando por el cumplimiento de unos estándares de calidad e higiene que permitan desarrollar la actividad con el máximo de seguridad.

Los riesgos siguen estando más presentes, por lo que es vital la realización de una labor preventiva constante y concienzuda para evitar que se produzcan situaciones que, en muchos casos, puedan terminar siendo problemáticas.

Prevención: la mejor herramienta para evitar riesgos de gran calado

Todo comedor escolar debe seguir unos protocolos, supervisados y guiados por entes competentes, para evitar incurrir en malas prácticas y mantenerse dentro de la legislación de seguridad alimentaria infantil vigente. Consultorías y organismos externos serán los mejores aliados para realizar un asesoramiento y seguimiento constante que permitirá que los centros cumplan con la normativa y desempeñen sin riesgo alguno su labor.

¿Cuáles son los 5 grandes riesgos que una consultoría alimentaria evita?

1. Sobrepeso y obesidad infantil

Estamos delante de uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI, con una afectación que no para de crecer a escala mundial. Una alimentación compuesta de alimentos ultraprocesados, cargados de calorías vacías, es una de las principales causas de un gran número de enfermedades, tales como la diabetes tipo II, cánceres, enfermedades cardiovasculares, afecciones respiratorias, enfermedades musculoesqueléticas…

¿Cómo prevenirlo desde la escuela?

La institución escolar puede y debe jugar un papel caudal para prevenir y frenar el sobrepeso y la obesidad entre los menores. Una amplia batería de medidas, planteadas por el Ministerio de Sanidad a través de la AECOSAN (Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición), permitirán favorecer una alimentación saludable y equilibrada que alejará a los pequeños de futuros problemas de salud.

Entre estas medidas se encuentra el aumento del uso de carnes magras en los menús, priorizar el cocinado en plancha y la cocción al horno, no añadir salsas ni sofritos y disminuir las frituras (croquetas, empanadillas, san jacobo…).

También resulta básica la toma de medidas, acordadas con los fabricantes, para disminuir el perfil lipídico de los aperitivos salados, limitar el contenido de azúcares en las bebidas refrescantes, reducir el contenido de ácidos grasos saturados en bollería y aumentar el contenido de cereales integrales en los desayunos.

Cómo prevenir el sobrepeso infantil

2. Alergias e intolerancias alimentarias

Las enfermedades alérgicas constituyen una auténtica epidemia no infecciosa en los países desarrollados. A lo largo de los últimos años, su presencia ha crecido exponencialmente entre la población infantil, convirtiéndose en motivo de alarma y preocupación. Para paliar sus efectos y evitar graves incidentes, es clave disponer de un flujo de información constante con las familias y así conocer las alergias alimentarias de cada alumno.

Además, el personal escolar debe recibir formación específica sobre el tratamiento de urgencia frente a reacciones alérgicas o intolerancias alimentarias.

3. Intoxicaciones alimentarias

La mayoría de las intoxicaciones alimentarias se producen por la acción de bacterias patógenas, virus y parásitos. Estos contaminantes aparecen durante los procesos de manipulación, preparación o conservación de alimentos. Una buena práctica higiénica antes, durante y después de la preparación reduce las posibilidades de sufrir una intoxicación alimentaria.

4. Higiene adecuada a las instalaciones

Para evitar contaminaciones cruzadas, exposición a alérgenos o virus y la proliferación de bacterias que causan enfermedades, resulta básico disponer de unas instalaciones limpias que pasen los controles requeridos con la frecuencia necesaria.

Igualmente, es básico que el personal del comedor escolar siga un conjunto de directrices tales como evitar preparar comida si han estado enfermos, trabajar con el pelo recogido y protegido, utilizar ropa adecuada y limpia, etc.

5. Niños que apenas comen en el cole

La labor del personal del comedor del colegio, así como la de los padres, es fundamental para la transmisión de hábitos alimentarios saludables y velar por la seguridad alimentaria infantil. Fomentar la ingesta de todo tipo de alimentos permite que los menores se desarrollen y crezcan de forma correcta.

Por increíble que pueda parecer, muchos niños comen mejor en el colegio que en casa. Al disponer de una rutina y unos hábitos fijos, los pequeños imitan, por lo general, las conductas y actitudes de otros frente la comida. De esta forma, la comida en el colegio se convierte en un acto social en el que se aprenden buenos hábitos de alimentación.

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